FERNANDO  TEJEDA

LITERATUR



Texte von Fernando Tejeda - Textos de Fernando Tejeda

INDICE

-CUANDO COMENZÓ NUESTRA HISTORIA...

-ANTUCO, DESDE LEJOS...  
(Una historia antucana)

-ANTUCO, EL AMOR Y EL DOLOR.
(8 Relatos de Amor Antucano y 20 Mensajes en Otoño)

„Pasan los Días"

„Y Ahora"

„Dolor de Amor"

„Aquí me Despido"

„Nocturno"

"Ven Conmigo"

„Un Rayo de Sol"

„A Paula“
(Se murió en invierno)

„Veinte Mensajes en Otoño“



CUANDO COMENZÓ NUESTRA HISTORIA...



( Nace la Raza )

Cuando en el Sur comenzó nuestra historia,
estaba la tierra abierta, ansiosa de abrazo,
de corazón ardiente y temblorosa de amor...
Por abismos quebrados, bajaba el agua torrentosa
dándole vida a la montaña
y ternura al valle verde.

Y de la tierra extasiada,
nacieron los árboles altos,
que con sus brazos, jugaban con el viento.
Fueron entonces los huemules y los pumas,
los dueños del bosque y la roca
y las aves, las dueñas del cielo, del sol y del canto.

Y en ese otro tiempo, aún antes de nacer,
nuestra sangre corría junta por las mismas venas,
fundida con la lava y el fuego...
Y con esas ansias de vivir, nació nuestra raza un día,
en medio del bosque y la selva.
Y la tierra nos lanzó a la vida,
buscando alegría, ternura y calor.

Desde la montaña alta
donde vive Dios y los volcanes,
hasta las aguas del mar alegre,
cruzaba el amor,
de la mano del Puelche tibio...
La espiral de la vida y la muerte,
no terminaba...
La vida, del amor nacía
y la vida seguía después de la muerte
y el orgasmo estelar
de los dioses antiguos,
iluminaba la noche
como un relámpago lento...

La tierra era de todos, entonces.
Para todos, los frutos que brotaban en la selva,
para todos, el Pehuén y las estrellas...


( Llegan )

Y un día, se fue el aire del cielo.
Y ardió el cielo quebrado.
Y los pájaros dejaron su canto.
Y entonces, mi tierra sintió por primera vez,
el dolor y el peso
de las pisadas de metal frío
de las bestias desconocidas...

Eran los capitanes de la muerte,
que llegaban con la muerte,
con sus pechos de lata dura,
con sus estandartes y cruces
y sus espadas de Toledo ensangrentadas...
Y así, entró la muerte desde el Norte...
Porque siempre, la muerte viene del Norte...
Y cruzaron el bosque virgen
con cuchillos, truenos sordos y espadas.
Y la gente de esta tierra,
que tenía el corazón de cristal limpio,
cayó sin vida sobre el pasto verde...
A su paso, se secaron las raíces alegres,
pisotearon el jardín y su ternura...
¿Donde quedaron las flores de la Primavera?

El agua del Quillailéo, del Rucúe y del Laja,
llegó roja, con el Bio-Bío, hasta el mar...
Enrojeció el Buréo, el Rarinco, el Duqueco...
Lloró el Kultrun y la Pifilka
y el grito doloroso de las Trutrukas,
llegó hasta el horizonte lejano,
como llega la noche y la tiniebla...
Y de las Araukarias y Cipreses de la selva,
nacieron entonces los héroes,
que defendieron nuestra tierra antigua
con sus lanzas de sol ardiente...
Y espeso de lanzas y aurora,
el bosque los esperó entonces...


( Madre Tierra )

¡Mi tierra, tierra mía!
Tú fuiste pradera, montaña, desierto y jardín.
Y los extraños que pisaron tu cuerpo,
con espuelas y hierro ardiente,
pisotearon mi alma.
Los que enterraron las cruces como espadas
en tu cuerpo fértil de tierra generosa,
enterraron sus espadas en mi corazón...

Fuiste la madre que parió
los bosques de mi tierra antucana
y los caminos amplios de la pampa.
Nació de tí el Pehuén y el Avellano
cuando mi pueblo tuvo hambre...
Y cuando la noche gritaba
desde los calabozos del dolor,
acurrucaste a tus hijos
y con tu Nanay mágico, curaste las heridas
de tus niños torturados...

Y cada mañana, nació la luz
desde tu vientre rebelde
con sus llamaradas de calor materno.
Y todos, se alzaron con sus puños de roca dura.
Y los que nacieron entonces en la Tierra del Sur,
nacieron para luchar por la Primavera...
Y el Canelo herido,
que tus hijos defendieron por tanto y tanto tiempo,
nacerá de nuevo, verde y luminoso,
señalando los senderos libres...

La Madre Tierra, no olvida a sus hijos...
El suelo, no olvida la sangre...
Y el Arrayán, nació entonces
con el tronco colorado
y brotó el Copihue, ensangrentado
para siempre...


( Llegan Otros )

Otros llegaron luego...
Desde el Norte venían también...
El Dorado brillaba en sus ojos...
El Dorado estaba en todas partes,
pero no bastaba el oro ni la sangre
y se repartieron todo lo ajeno...

Pasó el tiempo, tanto tiempo pasó.
Pasó el tiempo y su historia.
Y entonces, el ladrón español,
se llamó ladrón chileno
y mató y robó en nombre de Chile.
Y se repartieron el Paraíso verde,
y se repartieron la tierra entera...

No entendieron, ni entienden,
que la vida pasa con el viento.
No entienden, ni entendieron,
que el dinero no se lleva
al cielo ni al infierno...
No entendieron, ni entienden,
que los cercos y los muros,
vuelan como nubes con el tiempo.
Y fueron sepultados desnudos,
sin coraza ni latifundio...


( Y Otra Vez )

Y otra vez, vienen del Norte matando...
Y se roban el agua de los ríos.
Vienen del Norte y matan...
Y destruyen la alegría y el canto...
Siguen robando bosques
y el dolor infinito sigue...
Y la tierra, sin verde y sin pasto,
la dejan seca, gritando y llorando...

Hace mucho tiempo llegaron,
con sus cruces y espadas.
Llegaron hablando de Dios,
donde Dios ya existía...
¿Por qué no aprendieron el amor,
si era amor, lo que en esta tierra había?
¿Por qué pusieron cercos,
si la tierra no estaba dividida?

¿Por qué mata el hombre al hombre?
¿Por qué, si del amor nacieron?
¡Dejen ya, que salga el Sol!
Dejen que las lágrimas de miel,
de la viuda que amaba y llora,
no corran más por la tierra...
Ya es hora de arreglar las cosas,
ya es tiempo que vuelva el canto...

Rieguen con amor entonces,
las flores del monte y del valle,
para que vuelva la dignidad,
para que vuelva la Primavera...
¡Dejen que la vida florezca!
¡Dejen ya, que germine el amor!

Dejen ya, que el amor germine...
Porque aquí, en la Tierra del Sur,
sólo el amor existía...


Cuando Comenzó Nuestra Historia.pdf

ANTUCO, DESDE LEJOS...

(Una historia antucana)

De tan lejos escribo,
donde la distancia se acaba,
más allá de todo lo existente,
más allá del horizonte de la tarde
y del mundo
¡Tan lejos estoy!
Tan lejos y te recuerdo,
aunque sé que no he salido nunca,
porque cada vez, me despido
para quedarme.
Voy por el mundo
sin descanso ni pausa
y entonces, mi cuerpo cansado,
quiere volver a encontrarte,
para recuperar su alma.
Allá dejo mi niñez, abandonada,
sola, como un pájaro perdido.
Mis ojos reclaman el cerro y la lava,
las rocas sueltas,
del último derrumbe
y las calles con sus perros apurados.

En esos campos y cerros,
quedaron las primeras huellas
que dejé en la tierra.
Porque yo llegué a Antuco,
cuatro meses después de nacer,
a quedarme para siempre...
Y entré en los brazos de mi madre,
en esa casa grande, frente a la plaza...
Mis días comenzaban entonces,
con la música de los pájaros de la Higuera
y las primeras luces,
que los gallos traían del volcán.

Sueño contigo, Antuco,
en un sueño largo como la vida.
Es un sueño, que no quiere despertar nunca,
y así vuelvo todas las noches
a caminar por el jardín de la casa,
donde me esperan
los Rosales de mi infancia,
con sus rosas y su fragancia,
el Naranjo y el Cedrón de siempre,
los Manzanos, el Olivo
y el desfile de Cipreses
donde duermen los gorriones.

Y dicen que me han visto
también, arriba en la montaña,
buscando copihues frescos,
bañados de rocío y niebla
y de lágrimas de distancia.

Veo el trigo que pinta los cerros.
Escucho el rumor de los Alamos del cementerio,
donde me esperan mis padres.
Y los Tilos de la esquina,
que han escondido tantos besos
y guardado tantos secretos,
en las noches de silencio de Antuco...

¡Pero si les contara todo,
no terminaría de contar nunca!
De las vertientes y el Poléo
les contaría
y los saltamontes del Pañi Rupe...
Les contaría también
de lugares escondidos
que sólo yo conozco,
donde cantan grillos y chicharras
y las libélulas enamoradas
danzan su danza transparente.



(El Bosque)


Atravieso el bosque de Roble y Raulí,
bosque asaltado, robado y herido,
por piratas indignos, cuatreros sin alma,
bandoleros sin escrúpulos,
ladrónes desvergonzados,
que sólo ven el oro
de tu savia antigua.
Y con ese mismo oro, robado del mundo,
pagan a corruptos e inmorales,
para seguir robando,
hasta que la lluvia sea un recuerdo.

Pero el renuevo de la vida
te hará renacer orgulloso,
tierno y sin venganza.
Ellos se hundirán en sus tumbas
y tus árboles volverán a crecer hasta el cielo,
devolviéndole el corazón a la tierra.

Paso por montes de Avellanos y Canelos
Y veo de lejos las Araucarias grandes
que me esperan.
Y nos unimos en un abrazo sin tiempo.
Y así, abrazo a mis antepasados,
a mis abuelos
y a mi raza de héroes
maltratados y asesinados.



(El Laja)


„Se despeña el torrente del Laja...“
Dice el Himno de Antuco...
„Manantial de riqueza profunda...“
„Hace fértil la tierra y fecunda...“

Y voy a encontrarte,
con mi recuerdo de entonces:
Tu caudal transparente,
que buscaba el mar
con la fuerza de un rayo.
Con tus peces de argento y resbalosos,
ancho como el valle, de piedra y espino.
Serpiente infinita y poderosa...

Y te encuentro enfermo, débil, envenenado,
explotado hasta la última gota.
Se robaron los árboles del bosque,
se robaron la lluvia...
Y por tu curso, corren sólo las lágrimas de la Sierra
y las uno, con las lágrimas mías,
para que corran con tus aguas al mar...

Y sin agua, se mueren las flores...
y te están matando...



(El Volcán)


Pero como no contarles
de mi volcán,
que nacido en el nido de un cóndor,
elevó su alma ardiente,
empujando nubes y estrellas.

Yo sentí el temblor
de tu corazón,
cuando llegué al mundo
y nos miramos toda mi vida,
hasta que tuve que partir lejos.

Pero te recuerdo
con tu manta escarchada,
tu velo de nieblas,
o de rojo arrebolado,
o azul distante.
Y yo sé, que en esta hora,
desde lejos,
tú escuchas mi corazón
que tiembla contigo...



(La Primavera)


Después del rayo y del trueno,
la nieve fría, el agua y el barro,
llegaron los arreboles
y los tordos de la tarde.
Y la tierra parió su manto verde
desde sus entrañas
y se aclaró el valle
como un sueño luminoso.

Pasó un ángel volando
lanzando su cargamento
de colores y fragancias.
Nabos y Puyas azules
colorearon la roca.
En el monte explotaron los copihues
y el Arrayán y el Quillay
mostraron sus pétalos al mundo.

Bajó la nieve del cerro, cristalina,
lavando piedras y minerales.
¡Llegó el concierto de los pájaros!
¡Diucas, lloicas y tortolitas
llegaron cantando!
Y bajaron del sol los picaflores...
Comenzaron su trabajo interminable,
los insectos laboriosos del campo.
Nacieron coliguachos, moscardones
y mariposas
y Antuco se pobló de flores,
de canto y de luz..



(El Pilque)


¡Centinela de piedra
y pecho de cobre,
que vives arriba en el cielo!
Yo te conocí cuidando el valle,
atajando rayos y relámpagos,
protegiendo fugitivos,
como un Toqui responsable,
¡Desafiando huracanes
como un faro!

Cada mañana levanté mi mirada
para saludarte
y cada mañana,
recibí tu invitación magnética
y peligrosa...
Hasta que subí a verte.
Y me diste tu abrazo grande
de roca cálida
y miramos juntos el valle infinito,
desde tu altura de coloso.

Tú, siempre arriba,
besando la Cruz del Sur,
dando tu pronóstico infalible:
„Se tapó el Pilque, va a llover“,
mostraste tu cara y salió el sol...
¡Tú traes a Antuco el agua!
¡Tú traes a Antuco el sol!



(El Otoño)


¡Y otra vez el otoño
estalló en Antuco
como un volcán!
¡Los árboles ardieron como nunca!
¡Como nunca sus llamaradas!
¡Llovieron llamas en el bosque!
¡Bosque de arreboles!
¡Se vistieron de sol las hojas!
¡Doraron su cuerpo
para anunciar su vuelo!
¡Bailan los árboles esta vez
su danza loca
de colores en el viento!
¡Baila el bosque!
¡Mar de brasas encendidas!
¡El fuego! ¡El fuego!
¡Que quiere llegar hasta el cielo
bailando!
¡Canción de pájaros enloquecidos!
¡De loros y papagallos!
¡De cada árbol,
volaron mil pájaros amarillos!
¡Se iluminó la tierra!
¡Se prendieron las luces del mundo!
¡Las hojas florecieron como rosas!
¡Como girasóles, como geránios!
¡En Antuco floreció el otoño!
Y aquí, floreció también
mi corazón...
Y como la boca de un cráter explosivo,
se volvió fuego y sangre
y cantó y bailó en otoño...



(El Puelche)


¡Llega la ventolera gritando!
Golpeando la puerta
como un viajero desesperado,
despertando el sueño del bosque.

¡Todo se lo lleva el viento!
El misterio del amor,
la alegría del retorno al abrazo,
todos los besos besados,
las lágrimas olvidadas
y el canto de todos los pájaros.

Después de nacer
del vientre del pasado,
se lleva el viento
la vida, girando.
Pasa la vida volando,
como un cóndor silencioso
que se va lento
como la tarde...

¡Pasa la ventolera
barriendo todo!
el presente y lo que pasó:
El recuerdo más tierno
y el amor más profundo.
El remolino del tiempo
nos lanza al espacio infinito
de la vida y la muerte dulce...



(El Puelche y la Vida)


Pasó el Puelche huracanado,
arrastrando la memoria y los sueños.
La vida entera pasó zumbando
con el viento rotundo y decidido.
Arrancó raíces profundas,
levantó amaneceres y llantos.
Mordió como un cuchillo,
almas, rezos y lamentos.
Pasó silbando
como un tren nocturno,
sin detener su carrera,
sin rumbo y sin meta...

¡Todo vuela para siempre!
Mi niñez se fué volando
como un volantín sin hilo.
Pasa el Puelche,
barriendo las esquinas
por donde pasó el „Burro“ Balboa,
desparramando sus poemas al viento.
Voló hacia el recuerdo,
la Juanita Briones.
Y el viento se la llevó
cantando con su guitarra,
de falda larga y suecos.
Y el pan caliente de doña Dorila,
que sacaba desde el centro de la tierra.
¡Todo se lo llevó el Puelche!
Galoparon en el viento,
Cocheca y sus bombachas de otra tierra.
¡Arnoldo pasó volando!

Voló el eco del cerro,
que guardaba para siempre,
el canto mágico y nocturno
del príncipe gitano Juan California.
Y la Anita Ríos,
con sus merengues de nieve dulce...
El „Huique“, largo y de azul,
Domingo „Levantado“,
con sombrero y botas de goma...
¡“Cochecho“, bailando cueca
como un puma!
¡El Puelche arreó con todos!
La Aurora Jara y su negocio amarillo
al final del mundo.
Y la turca Ernesta,
vendiendo telas traídas de lejos.
El viejito „Cobre“, picando leña
bajo el Olivo...
Y don Horacio, silencioso y amable,
que endulzó toda mi infancia
con sus pastillitas lilas de anís.
Su negocio genial, único como un planeta,
donde todo colgaba del cielo...

¡Todo voló!
Doña Ana de Ferreira, vestida de negro,
detrás de su mostrador
de revistas, libros y diarios.
La Luisa Infante vendiendo de todo
y „Cachila“, cosechando la miel mas pura.
Y el profesor Paz y su señora Albertina,
siempre sonriente,
alto y sereno como un Alamo...
El „Civil“ Figueroa, el único de terno y corbata...
El practicante Bravo, „Médico del pueblo“.
¡Todos volaron!
Y en el último otoño, voló Antonio...



(El Puelche y el Verano)


Y con el verano, llegaba la vida
y Antuco despertaba...
¿Quién llegó? ¿Quién habrá llegado?
¿Llegaron los Acuña, al hotel de Lillo?
¿Llegó Alejandro Ruiz-Esquide,
con su gorro blanco de cazador?
¡Mariano llegó a caballo!
¿Llegaron los Pons?
¿Llegó don Sirinio,
en su auto de otro tiempo?
¡Tantos llegaron, todos volaron!

Y se llenaba la casa...
Llegó la tía Alicia,
tomando la sangre tibia
„de animal recién sacrificado“.
Y la Ximena, la Cecilia
y la Pilar...Tan importante para mi...
Con ella nos fugábamos
de la siesta obligada,
para perdernos en las chacras
y huertas de Antuco,
con la Laura, la Flor y la Luzberta...
Y el viento, se llevó hasta el chaleco
que amarró todo un verano,
mi cuerpo de niño
con la ternura de mi prima...
¿Te acuerdas Pilar?

Llegó la tía Silvia,
pintando al pastel,
el tío Juan, sacando fotos,
y mi abuela doña Ana, gran dama
y señora de otra época,frágil y elegante
como una mariposa,
con sus tacones altos y su bastón,
hecho por el tío Pancho.

Vino la tía Gabi con Ortúzar,
en su camioneta azul, con perro y todo...
Llegó Camurri con la Brunella y Carlo Guido.
La Olga, la Nancy, pintando paisajes al óleo.
El „Huevo“ Zañartu, Panchulo,
Mella, durmiendo en la biblioteca,
Rubén Sotoconil, el tenor Gutiérrez,
Pablo Neruda y su poesía verde...

¡Todos llegaron!
¡Y a todos se los llevó la ventolera!
Y se instalaron frente a la plaza,
las carpas de los circos pobres del verano,
y volaron con trapecistas y payasos,
como cometas inalcansables.

Y mi padre, enseñándome -yo tan niño-
poemas de amor:
„Amo el amor de los marineros
que besan y se van...“
-Repita... me decía...
Y mi voz de niño,
se llenó de poesía y amor para siempre...

¡Pasa el remolino de la vida
y todo vuela, todo se va!
Por las tardes, iba yo,
de la mano de doña Genovita,
a la casa de cristales y plantas
de mi abuelo Nicolás y mi abuela Julia,
en La Peña...
Nos recibía el jardín de la tía Mirtha,
encendido como un arcoíris,
peligroso como una quebrada.
Había tortilla y mate:
El primer mate amargo, para la tía Rosita,
luego, la tía Yeya y así,
comenzaba a girar el carrusel de los recuerdos...
Y entonces, la casa olía a milagro...



(El Puelche y el Amor)


¡El tiempo pasó como un río!
Y llegó la adolescencia enamorada
y mis ojos vieron la vida de otro color...
Y todos fuimos a la virgen de La Peña
y al Mirador...
Y las puestas de sol, fueron diferentes,
llenas de miradas cálidas
y sonrisas de esperanza...

En Antuco, en ese tiempo,
en una noche caliente y estrellada,
iluminada sólo por luciérnagas,
besé por primera vez.
Y el primer beso,
es el beso que no se olvida.
Fue en el monte cercano, de Litre y Quillay.
Y esa noche, florecieron los Cerezos del campo
y los Magnólios del jardín
y mi alma de niño,
se iluminó como un amanecer...

Y un día llegaron los Díaz,
con las niñas más lindas que vió Antuco...
¿Qué será de la Cecilia,
la Marisol y la Pilar?
¡Tanto recuerdo en el viento!
De lejos, se me apareció la Magina...
Y paso a paso,
nos acercó el verano...
Y la Mirtha, pasó y voló lejos
y se llevó mi amor entero...
La Marisa pasó a caballo,
tan delgada y delicada,
como el suspiro de un ángel
y bastó un sólo beso,
para estremecer nuestros corazones
por tanto y tanto tiempo...

Otros amores pasaron
y sus nombres se los llevó el viento.
Conocí la más dulce ternura
y la ansiedad más desesperada
y besé besos de fuego,
besos antucanos,
a veces secretos y prohibidos...



(Me lleva el Puelche)


¡Pasó la ventolera
con toda su fuerza!
y me llegó la hora de partir...
Y lejos me llevó el Puelche.
¡Tan lejos!
Me fui con dolor
y dejé mi tierra adolorida.
Mundos nuevos me recibieron
y no desistí a la alegría.
¡Tanta historia!
¡Tantas cosas pasaron!
Mi vida se llenó de colores
y los colores me dieron la vida...
Amé en todos los idiomas
y tan lejos, también me quisieron.
¡Tanto camino recorrido!
Sentí el dolor de la distancia,
pero no renuncié a mi existencia.
¡Y mi vida entera pasó como el viento!
¡Tan lejos! ¡Tan lejos!

Pero el Puelche, va y viene
y con el Puelche,
volveré un día
con mi corazón abierto,
trayendo un pasado inmenso...
Y llegaré a Antuco,
a abrazar por fin mis sueños
y a caminar mis últimos pasos,
sobre las primeras huellas
que dejé en la tierra...


Antuco, Desde Lejos.pdf

ANTUCO, EL AMOR Y EL DOLOR
(8 Relatos de Amor Antucano y 20 Mensajes en Otoño)

( PASAN LOS DÍAS )

¿Ves como pasan los días?
Y todos los días te estoy amando.
Y en las noches, que no quieren terminar,
te amo aún más...
¿Ves como el viento escribe
tu nombre y el mío en la tierra?
¿Has visto entre la penumbra y las estrellas,
el lamento escrito con mi dolor?

Estás tan lejos
y me lleno de preguntas...
Y el viento y los pájaros del Sur,
sólo me traen tu silencio...
Y no encuentro sosiego,
porque te amo.
Porque yo quiero que sientas
mi amor lejano y desesperado
y que sientas como mi ternura
te abraza...
Y te abrazo desde lejos
como la lluvia y el temporal
abrazan el mundo
y cuando te abrazo,
siembro mis caricias en tu cuerpo,
para que brote en ti, el amor mío...

Yo sé que sientes mis besos lejanos
que besan tu frente, tus hombros y tu espalda,
porque allí nacen tus alas de paloma blanca...

¿Donde estás?
¿Con qué viento vuela tu alma?
Yo sólo te quiero amar
y te amo desde lejos...
Pero la distancia que tu silencio agranda,
desgarra mi pecho ya herido.

Todos los días,
despierto en una tormenta
con el corazón mojado.
Despierto con todo el dolor
de la más atroz de las guerras...
Y no quiero abrir los ojos,
porque me duele lo que miro...
Así es mi dolor inmenso,
que sale desde la tierra
y que entra en mi alma
como una lanza de fuego y arena...

¡Dios, donde te escondes!
¡Cómo puede haber un dolor
tan lejos de lo humano,
sin remedio ni consuelo!

Y así está pasando la vida
y yo amándote con el amor más grande...
Y te busco con toda mi ansiedad
y sólo encuentro nubes vacías
que me lanzan papeles sin palabras.

Y ahora, se me pierden en la sombra,
los brazos de tu amor
que cada vez me esperaban
y que abrazaban mi cuerpo de viajero cansado...
Pero yo te buscaré por el camino de siempre,
hasta encontrar tus besos...
Aunque en ese camino del amor,
se me vaya la vida...

Pasan los días.pdf

( Y AHORA )

Y ahora... ¡Me acuerdo de tantas cosas...!
De nuestro amor sin reloj ni horario.
Cuando las horas de la noche,
volaban como cometas perdidos
en el cielo antucano.

Despertaban los gallos
y nos saludaba la aurora,
con un coro de gorriones enloquecidos...

Nuestras noches fueron azules
y nuestros cuerpos insaciables,
se encendieron como volcanes...
Y entrelazados,
danzaban su danza loca,
se besaban, luchaban y acariciaban
y lanzaban su lava inagotable...

Nuestro amor era de fuego,
de miel y de carne, de grito
y de agua de ríos torrentosos...

Y esa locura de amor,
esa pasión desconocida para los demás,
no encuentra final
ni encontrará olvido,
porque tanto deseo de vivir y amar,
no lo borra la vida,
ni lo borrará la muerte...

Nuestros cuerpos de cobre y arcilla,
se encontraron y fundieron,
allí para siempre,
con el fuego de la tierra
y los cristales de las lágrimas de la felicidad...

Yo recuerdo esas cosas,
porque un amor
que traspasa todas las barreras
como el viento,
no encuentra descanso
y no conoce distancias ni lejanías...

Yo voy de la mano con la vida
y vivo con el recuerdo de nuestro amor,
desafiando la muerte, huracanes y razones.
Nuestro amor, único,
que habita en todas partes:
En las montañas, los jardines
y en el oleaje más alto y salvaje
del mar del Sur y del Norte,
llega siempre a todas las playas,
donde yo estoy...
Y su fulgor, iluminará siempre
mi camino y el tuyo...
Porque la luz de nuestros corazones enloquecidos,
se encendió una vez,
para no apagarse nunca más...


Y ahora.pdf

( DOLOR DE AMOR )

Yo sabía que la noche, se había hecho
para los astros luminosos
que viven en el cielo,
para el vuelo de los insectos encendidos
y para nuestro eterno amor enamorado...
Pero ahora sé, que en la noche, también,
la soledad crece, duele y quiebra el corazón
y que las lágrimas nocturnas del abandono,
se van al mar, como una ola inmensa...

¡Cómo puede haber tanta tristeza en una noche!
¡Cómo puede caber tanto dolor en el alma!

Sufro por tenerte tan distante
y porque quieres alejarte de mi...
Mis brazos encuentran sólo tu recuerdo
y mi ansiedad desesperada,
quiere entonces abrazar la noche entera,
pero las estrellas se me resbalan
como peces azules...

Quiero escuchar tu voz,
quiero que canten los grillos nocturnos...
Pero escucho sólo el silencio interminable,
el silencio de la noche negra
que llega de todas partes...
Nadie toma el lugar de las palabras
que salen de tu boca,
nada reemplaza los suspiros
que nacen en tu alma...

Yo estoy solo...
Y yo estoy triste...
Porque yo te amo...
Y estoy tan lejos...

Ahora, tengo dudas de todo.
Quizá tu amor, no existió nunca.
Quizá sólo fue un sueño del deseo
y el amor mío, tan grande como la montaña,
no me dejó ver la debilidad del tuyo...
¿Fue tu amor, amor un día?
¿Sentiste un día, amor por el amor mío?

¿Por qué quieres, que tus ojos
no vean nunca más los míos?
¿Cómo puedes desear, que nuestros cuerpos
se separen para siempre
y no sientan más el calor, ni el temblor que tú conoces?
¿Cómo puedes dejar de sentir
la caricia de mi amor y de mis manos ardientes?
Amor mío...¿Quieres de verdad, nunca más
sentir mis besos recorriendo tu cuerpo frágil?
¿Quieres realmente vivir sin nuestro amor
que se resiste a la muerte?
¿Cómo puedes dejar de soñar
con el tiempo de amor que nos queda
y que esperábamos, como se espera un hijo?

La alegría del reencuentro,
que siempre espera mi corazón,
se comienza a alejar lentamente,
como la niebla, como la luz del sol
por la tarde...
Y me inunda la tristeza,
porque mi vida era contigo...
Todo era contigo...

Si en mi soledad lejana, miro hacia el cielo,
veo pasar el resto de mi vida, contigo a mi lado.
Mi corazón, quiere latir
sólo fundido con el tuyo...
Sin ti, naufraga todo...
Las horas se detienen
y el reloj, no quiere que amanezca.
Sin ti, se acaban los días
y la noche se hace inútil...

Nuestro amor, que es bello
y que guardamos la vida entera,
ahora lo desprecias,
como si fuera algo pequeño, insignificante.
Lo dejas ir como una hoja seca
que se lleva el viento del Otoño frío...
Nació hace tanto tiempo,
como nacen las flores del campo,
como nacen las cosas bellas...
Nuestro primer beso de niños,
aún gira entre las estrellas
de las noches de Antuco...

Ese amor, que sólo nosotros conocemos,
lo quieres alejar de tu corazón...
Pero yo sé, que eso no podrás nunca
y que aunque cierres los ojos, para no verlo,
ahí estará, siempre a tu lado, acompañándote.

Yo viviré con él, siempre,
porque sólo con él puedo vivir,
porque nuestro amor es nuestro hijo,
que seguirá creciendo con el tiempo...

Y tú vivirás con una herida en el corazón,
por el amor inmenso que dejaste ir
después de llevarlo toda tu vida...

Y sentirás todas las noches,
cuando cierres tus ojos,
el dolor de una cicatriz imborrable...
Y también sentirás
mi mirada con sus lágrimas
y sabrás del inmenso dolor,
que llevaré hasta que deje
de sentir la vida...


Dolor de Amor.pdf

( AQUÍ ME DESPIDO )

( Por Siempre... Para Siempre )


Cuando se pierde una ilusión,
que has querido tanto,
tanto, aún desde tan lejos,
duele tanto el alma...

( Cuando duele el alma,
se marchitan las flores...
y cuando se apaga un amor,
llora una estrella... )

Y aquí me tienes otra vez,
como hace tanto tiempo,
despidiéndome con las palabras
del dolor,
que tú luego olvidarás.

Sólo que ahora
ya se nos va la vida
y entonces,
esta será nuestra última despedida...
porque tú ,otra vez lo quieres...

Toda la vida lejos,
por esas cosas de la vida,
pero a pesar de la distancia
y a pesar del tiempo largo,
te llevé en mi corazón,
siempre... en silencio... dormida.

Sé que me llevaste en tu corazón,
también,
sé que te acompañé en tu vida...
y ese será mi consuelo...
Se acabó tu amor de repente,
como cuando para la lluvia...
Pero el mío está vivo
y seguirá vivo y fresco siempre,
como el brote de una rosa,
en primavera, siempre...

Aquí siguen cantando los pájaros,
pero yo no los escucho...
No sé si vuelan las golondrinas
cada mañana,
pero si vuelan... vuelan mudas
y su canto mudo
me acompaña
en mi despertar solitario
de abandono y lágrimas...

(Arrulla lejana una paloma
que quiere llorar conmigo
y yo con ella...)

Tu lejanía es de dolor
y mis manos te buscan
como cada día...

Pero esta mañana no ríen,
no cantan las golondrinas,
sólo arrulla una paloma lejana,
que quiere llorar conmigo
y yo llorar con ella...


(También Antuco)

Antuco sin ti
ya no será Antuco...
Nuestros besos de niños
están en todas partes...
Y hacia donde mire,
pasarán volando,
siempre.
El lecho de nubes azules
que vió nuestro amor,
aún conserva el calor
de nuestra última noche.
Sé que aún nos espera
para recibirnos y abrazarnos
y sé que nos esperará siempre...
Para siempre...
Porque para siempre
era nuestro amor...


(Más allá de la muerte...)

Yo estaba haciendo un nido
para los dos... y nadie más
y escuché de tus labios,
que querías vivir allí conmigo,
juntos, más allá de la vida...
juntos, más allá de la muerte...
Y tú querías quedar
en la tierra antucana
junto a mi cuerpo,
junto a nuestro amor,
más allá de la vida,
más allá de la muerte
Y yo quería incluso,
morir contigo de repente,
para no dejar dolor
yo en tu alma,
ni tú, dejar dolor en la mía...

La vida no pasa en vano
y ya hablamos de la muerte...
Y si yo me voy primero,
aún lejos de ti,
sé que me quedaré en tu corazón,
en silencio...
Y cuando las cosas más simples
te recuerden
que estuve en la tierra,
tu cuerpo,
seguirá sintiendo mis manos...
Y en las noches claras,
seguirán mis ojos mirándote...

Seguiré caminando también,
por el largo camino
de tus sueños
y no querrás despertar nunca...
Porque sentirás mi gran amor
que se quedó contigo
para siempre...

Y si tú partes de repente,
para siempre,
yo te llevaré conmigo.
Y estarás en todas partes,
donde te lleven mis pasos
y estarás conmigo siempre,
siempre, para siempre
y serás lo último que mis ojos vean,
porque aunque ya estés lejos,
y aunque te hayas ido de repente,
yo te llevaré siempre,
conmigo
para siempre...


Aquí me Despido.pdf

( NOCTURNO )


Lanzo mis manos al aire,
revoloteando apuradas,
como dos pájaros libres,
a buscar las estrellas fugitivas
y mensajeras,
de esta noche oscura y sin consuelo,
de esta noche larga,
de dolor de cuchillos,
de hierros y cristales...

Otra vez, se alzó
mi sueño nocturno
para tenerte a mi lado,
para recibir tu caricia lejana,
para sentir tu recuerdo caliente
de pradera asoleada.

Con el abrazo oscuro de la noche,
llega la hora del ansia inevitable.
Cae la noche como un rebozo negro
y se enciende mi corazón
para recibirte...
Abro todas mis puertas
para que nada impida tu llegada,
para que entres libre
con la luz de la Luna...

Siento el eco de tu cuerpo
en la oscuridad y el silencio...
Y la noche, que trajo tu sombra,
se levanta conmigo
prendiendo las lámparas
de la pasión y el ansia,
hasta que llegue el alba,
llorando su rocío de plata...

El bosque murmura una canción
y el canto me lo trae el viento
y el viento te busca conmigo
y yo soy el viento
que te busca y canta.
Los árboles me cuentan de tus cosas
y me dicen que también me buscas.
La noche es larga...
Va al paso lento de la Luna.

Ladran los perros lejanos de la noche
y mi abrazo busca tu cuerpo pequeño
para protegerte.
Quiero sentirte dormida a mi lado
y que soñemos el mismo sueño
de ilusión interminable...

¡Quiero que se levante el alba!
¡Que se levante tu corazón
con el mío!
¡Que salte el Sol
calentando el frío que nos duele!
¡Que suba la esperanza
por la montaña alta!
¡Que llegue la luz!
¡Que vuelva el futuro
trayendo el amor!
¡Que llegue la voz,
que llegue el canto!
¡Que se levante la mañana
con su grito luminoso!
Y la risa espante la sombra nocturna
y el hielo,
para comenzar la vida clara...

¡Quiero una tempestad
de luces y fuego...!
Quiero que mis manos te encuentren
entre las estrellas prendidas,
para que la luz de tus pasos
ilumine el sendero
que quiero caminar contigo...

Pasan los días
con el viento tibio del verano...
Y siempre, después de los arreboles,
a la hora de las estrellas,
llega el calor de tu cuerpo dulce,
que nació en la tierra como una flor,
delicado y frágil,
como una violeta al viento...


Nocturno.pdf

( VEN CONMIGO )


¡Muéstrame tu corazón sin antifaz!
Destruye tu pasada vida.
Arranca de tu pecho
el dolor de antes.
¡Abre tus brazos!
Y ofréceme tu cuerpo de barro,
deshecho de lágrimas nocturnas...
Yo te modelaré de nuevo
y renacerás en mis manos
con una geografía
que no conoces.

Pasaste por la vida
como un ángel de pecho ardiente,
como un pájaro herido.
¡Y la tierra gritó contigo!
¡Y los volcanes lloraron
sus ríos de sangre,
lanzando cometas y relámpagos!
Y subieron los cóndores
por la noche,
a besar la Luna grande,
mientras la niebla azul
cubría el clamor del bosque,
que sufría contigo...

Yo encontré tu alma perdida,
arrancando de todo,
subiendo al Sol sin escaleras,
buscando la luz, desesperada,
para ti negada hasta entonces.
Y te ofrecí mi mano
y te abracé a la distancia
para llevarte conmigo.
Y entonces saqué mi espada
para luchar a tu lado,
para defender tu alegría,
para darte el calor desconocido,
para reparar las alas del vuelo,
para levantar tu vista de sombras,
para liberar tu corazón encarcelado...
¡Ven conmigo,
ven conmigo!
¡Abreme tus brazos
y fúndete para siempre en los míos!

Ven Conmigo.pdf

( UN RAYO DE SOL )


Nacimos de la misma semilla,
tirada al viento del Sur
por nuestros antepasados,
entre el volcán y la sierra...

Y separados por el tiempo
y la distancia,
me llegó tu vida un día
y entró, como una sinfonía de pájaros,
enloqueciendo mi corazón que dormía.

Te quise con la velocidad del viento
y te abracé
para no soltarte nunca.
Pero tu cuerpo era de niebla
pasajera,
que siguió su camino implacable...
Y mi corazón, quedó abierto y con frío.
Mis besos, se quedaron
sin el ansia de tus labios
y mis manos,
acariciaron sólo un sueño,
porque sólo un sueño
fue lo que tuve
y la alegría, que llegó contigo,
se fue como una ilusión.

Y sin saber por qué,
nuestro mundo
se inundó de lágrimas
y nuestro Sol,
se apagó de un soplido.
Se fueron las estrellas
y dejaron la noche vacía
y quedó el dolor oscuro
y el llanto que llovía,
hizo la tierra más fría.
Mi alma, quedó navegando
como un barco perdido
en un océano infinito,
sin puertos ni faro...

Y mi amor te quedó queriendo
y yo sigo soñando mis sueños
y por la mañana, al alba,
tu lo sabes,
te llegará mi amor
como un rayo de Sol
y sentirás en tu rostro,
el rocío fresco
que cáe como un beso,
que viene de lejos
a quedarse para siempre
en tus labios...

Un Rayo de Sol.pdf

A  PAULA  (Se murió en invierno)


Sembré una lágrima en la tierra,
dolorosa y desesperada,
para que un día naciera el olvido.
Se humedeció entonces la tierra
y se regaron las raíces más profundas
de los bosques petrificados
de los primeros tiempos.
Y despertaron los árboles
y levantaron su cuerpo de marfil
buscando la luz y el viento.
Volaron los treiles
con su griterío de alarma,
rugieron los pumas del alto,
cantaron las lechuzas de la noche
y la Luna rodó su ronda conmigo.
Me miré en un espejo
de brasas y llamas
y vi el reflejo de un abismo misterioso
y vi mi vida pasar
galopando con la muerte.
¡Yo buscaba el olvido
y encontré el dolor más fuerte!
¡Sembré una lágrima en la tierra
y nació una corona de espinos!
Un remolino de polvo y cenizas
llegó a todos los rincones
y de mi pecho partido,
nacieron rosas de sangre,
de carbón y de sal...
Busqué el olvido
y te encontré en todos los lugares.
Salieron tus manos de la tierra
buscándome
y nació la esperanza imposible
y tus ojos me miraron de todas partes
y lloraron conmigo.
Abracé tu recuerdo dulce y delicado,
que no se fué con el tiempo,
que persistió a todas
las tempestades del alma,
que no huyó de los gritos desesperados
de las piedras volcánicas,
ni del eco del lamento enterrado.
Tu mirada se quedó en mis ojos,
el canto de tu voz, en mis palabras
y cuando te fuiste silenciosa por la noche,
no te fuiste de mi lado
y seguiste caminando conmigo
y cerrarás recién tus ojos,
sólo cuando yo cierre los míos.


A Paula.pdf

VEINTE MENSAJES EN OTOÑO


(Desde hace mucho, mucho tiempo - y porque la quiero - escribo a E., diariamente, desde muy lejos, un mensaje vía Skype. Ella responde con silencio. Esta es sólo una muy pequeña parte de esos mensajes)


I (14.11.20)

¿Que no sientes,
que cuando buscas mis mensajes,
tu corazón palpita diferente?
¿Y que cuando lees mis palabras,
tu alma, que vuela sin rumbo,
vuelve a su nido?
¿Que no ves, que mi amor,
aunque esté lejos,
te hace florecer?


II (15.11.20)

Y si tú floreces,
florece mi corazón contigo,
porque te quiero...

Acá, los árboles tienen otros colores.
Acá, los caminos
por los que te busco,
son dorados...
Pero si estoy pensando en ti,
también mi alma
se llena de flores,
porque te quiero...

Y también el sendero
de hojas ardientes
que caen del cielo,
se llena de rosas… 


III (16.11.20)

Y ahora, que el Otoño
cae en todas partes,
de todas partes,
me llega tu recuerdo...

Voy dejando huellas
en mi camino solitario,
iluminado por un rayo de sol,
que se perdió en el cielo gris...
Y desde el remolino
de hojas rojas y amarillas encendidas,
surgen los pájaros
y las ardillas del Otoño,
que me acompañan
jugando con el viento...

Y desde el viento,
que despeina tu pelo,
me llega tu sonrisa,
que guardó mi corazón
para siempre...
Y desde el viento,
me miras con tu mirada enamorada,
que mis ojos no podrán olvidar nunca...


IV (17.11.20)

Y porque te quiero tanto,
nacen estas palabras de mi boca,
cuando los jardines florecen
en el Sur lejano,
desde donde emerge tu cuerpo,
que renace como una flor...

Te veo entre las rosas
del jardín de nuestro hogar antucano...
Ese jardín que florece siempre,
cuando tú estás...
Porque tú eres la Primavera
que trae la luz y los zorzales,
los picaflores y sus colores
y el canto de las tortolitas...

Y aunque estoy lejos
- Y porque te quiero -
mi corazón vive abrazado al tuyo
y así, siento el calor de tu cuerpo frágil,
cuando caen y caen las hojas.

Ya emigran los pájaros
buscando el sol
y los jardínes donde viven las flores...
Y yo también quiero volar con ellos
y hacer el largo viaje
hasta encontrarte
y abrazarte en un abrazo cálido,
largo como el tiempo,
para renacer juntos
y florecer contigo...


V (18.11.20)

Mi amor por ti, es puro, transparente,
como el agua de las vertientes de Antuco...
Y mi amor por ti, es verdadero,
como el fuego del vientre del volcán
Y sólo por este amor,
acá están naciendo
las flores en el Otoño...

Desde todos los árboles dorados,
brota mi amor como las rosas.
Y yo sé que las aves que emigran,
llevan mi amor a todas partes...
Porque en todas partes quieren encontrarte...
Y cuando después del largo viaje,
pasen volando y cantando
por la tarde, frente a tu ventana,
tú verás como el cielo
cambia sus colores...

Porque los pájaros alegres,
que llegan con los arreboles del crepúsculo,
te llevarán mi amor, desde tan lejos
y tú sentirás, que mi gran amor,
llegó a tu casa para abrazarte...
Y sentirás, como cada rincón,
se llena de mi ternura, suave y cálida
y de mi poesía, desesperada de amor...


VI (19.11.20)

Comienzo mis días buscándote
por todas partes...
La soledad y el frío
me dicen que estás lejos...
Que donde estás,
el cielo ya lanzó las flores sobre el valle
y que en el lugar donde tú vives,
la tierra ya está verde,
porque por las noches
llueven esmeraldas...

Las aves que se fueron de mi lado,
las que te llevaron todo mi cariño
y el calor de mi alma,
ya cantan para ti, por la mañana,
mis poemas lejanos,
que aprendieron cuando camino
por el bosque, bajo sus nidos...

Aquí estoy solo...
Y cuando camino
pisando las hojas de colores,
llegan con tu recuerdo
- el recuerdo de toda una vida -
las palabras que te escribo
con tinta y con lágrimas...

Es lo único que tengo:
Mi amor por ti, tu recuerdo y mis palabras,
para que tu alma las escuche
y para que tu corazón no me olvide...


VII (20.11.20)

Y mientras te escribo,
va pasando la vida
como un velero por el río...
La vida tuya y toda la vida mía...

Y nosotros tan lejos, separados,
a pesar del amor... Que existe...

Pasan los días con sus noches tan largas,
cargadas de sueños, fantasías y dolor...

Cuando se hace tarde, cierro mis ojos
para ver el jardín del cielo,
florecido de estrellas
y quiero alejarme, volando como un ángel,
de la oscuridad de mi noche triste,
de abandono y olvido...

Tanto me faltas
y tanto te extraño,
que la vida sin ti, duele...
Y mi alma y su dolor, vive prisionera
en un cuerpo herido
por flechas y puñales...

¿Debo hacer el viaje de los pájaros,
si no te encontraré en nuestro nido?
¿Debo hacer el largo vuelo,
si no encontraré ni tu amor,
ni tus brazos abiertos?

Todo se fue como el humo...
De repente – sin anuncio – llega el viento
y se lo lleva todo:
Nuestro pasado de niños enamorados,
la vida entera y toda mi alegría...
Y me quedé solo... Solo con mi tristeza,
mis palabras y mi alma herida...


VIII (21.11.20)

El Otoño, tapizó el suelo del bosque húmedo
y mis pasos, no se escuchan...
Hay un silencio enorme
de árboles dormidos...
Desde lejos, sólo el eco de los golpes
de un pájaro carpintero
que trabaja en su nido...

Es la música y el lamento
del bosque en Otoño...
Es el rezo de las palomas
y la plegaria de los buhos...

Me llegan como voces lejanas,
el murmullo de las últimas hojas
que conversan con la brisa suave...

Y allí, en esa catedral de altos ventanales,
con perfume de hierbas y de musgos frescos,
llegas tú, a encontrarme en mi camino...

Me abrazan tus brazos de viento...
Y con el viento, beso tus labios lejanos
y tomo tus manos tibias...

Caminamos juntos...
Y nuestros pasos silenciosos,
nos llevan por caminos nuevos,
iluminados por los últimos rayos de sol,
que filtran las copas de los pinos azules
y los abedules...

Caminamos juntos...
Nosotros y nuestro amor de siempre...
Caminamos juntos...
Abrazados... en silencio...
Caminamos juntos...
Por un camino nuevo...


IX (22.11.20)

Aprendí que el amor
es doloroso, a veces ...
Pudiendo ser un bálsamo eterno
que sana hasta la misma muerte...
Que el amor, tiene la luz
de todas las estrellas, por la noche,
que la ansiedad amorosa
es aún más grande, que la Primavera...

Conocí tu cuerpo enamorado...
Y las formas de tu cuerpo,
eran las formas del amor...
Lo sentí aferrado al mío,
con su paisaje de suaves praderas,
de selvas y misterios...

Los dos temblamos de ansia loca,
con la sed del desierto
y buscamos juntos
las explosiones de la tierra,
más allá de lo humano...

Conocimos ese amor, que amamos
y esperábamos todos los días
y todas las noches...
Bastaba abrir los ojos,
y comenzaba el incendio interminable,
que nos envolvía...
Porque el fuego de nuestro amor,
no se apagaba...
Y sembramos nuestras semillas
por todos los campos...

Todo era vida entonces...
Nosotros éramos la vida...

Hasta que abriste el cielo del diluvio
y llovió en los cerros
que con nuestro amor,
se habían hecho más altos...

Pero esa agua, no convertirá en barro,
las montañas de amor que construimos,
ni tu silencio, apagará el fuego
que no es posible apagar,
porque sé, que tus palabras
las tienes guardadas
y que cuando piensas en mi,
por la noche,
salen de tu boca... buscándome...

Estoy lejos...
Pero no creas que la distancia es una muralla,
cuando es tan grande el amor...
La distancia es un papel frágil,
que volará al cielo
cuando esté cerca de ti...

Tú sabes, que mi amor desesperado,
está conmigo en todas partes
y que cuando respiro,
respiro el aroma de tu cuerpo florecido
y el agua de tus ríos...
Y sabes también, que por las noches,
arde el fuego de Antuco en nuestros cuerpos...
Y nuestras almas, juegan más allá de las estrellas...

Las llamas de nuestro amor son tan altas
y no se han apagado,
ni se apagarán algún día...


X (23.11.20)

Y aquí va mi amor otra vez,
galopando como un caballo salvaje,
por montes, sierras y nubes,
hasta que mis palabras,
lleguen a besar tu oído...

Mi amor no te dejará sola...
Y aunque eres de cristal
y vivo sin verte,
yo te sigo amando todos los días...

Nadie podrá sacar de la tierra profunda,
las raíces de mi amor
que te llega a toda hora,
aunque tenga sólo tu recuerdo,
aunque mi boca,
sienta el sabor del néctar
de tus besos,
sin tocar tus labios...

Amo lo que no tengo...
Y aunque de tu corazón
no nazca ni una palabra
para el mío,
yo te seguiré queriendo...
Y mi amor te seguirá llegando...
Y escucharás mis palabras
donde tú estés,
aunque se acabe la Primavera
y el Otoño deje caer
sus últimas hojas...


XI (24.11.20)

Amada mía...
Despierto enamorado, buscándote,
buscando tu cuerpo pequeño, dormido,
para abrazarte cuidadosamente
y pegarme a ti,
para sentir tu cuerpo suave y tibio,
que huele a noche de amor...

Y no quiero que despiertes,
para poder mirar tus sueños de fábula,
que llenan los rincones
de nuestro dormitorio azul
y para sentir tu amor,
en cada uno de tus suspiros...


XII (25.11.20)

Si han salido lágrimas de mis ojos,
es por tu lejanía de niebla,
Y es porque te quiero...
Y es porque mi corazón enamorado,
pactó para siempre
su amor con el tuyo,
ahora lejano...

Yo no puedo fingir,
yo no puedo hacer
como si no existieras,
como que nunca he conocido
tu cuerpo de miel...

No conozco la vida con secretos,
mis lágrimas no saben mentir...

Yo sé que todos los días
piensas en mi...
Y siento los latidos de tu corazón,
aunque estés lejos...
Sé también, que tú sientes mi amor,
cuando te llegan mis palabras,
que sé que esperas con ansias...

Y sé también, que cuando cierras tus ojos,
te gusta saber que te quiero,
que mi amor por ti no muere
y que yo, sin ti muero...

Yo vivo con un gran dolor...
Con una gran herida en mi corazón,
pero estoy alegre, cuando camino
y siento que nuestros corazones
se abrazan en la distancia,
mientras siguen cayendo
las hojas del Otoño...


XIII (26.11.20)

Si un amor es grande,
más duele el dolor
de la lejanía...

Para tocar tus labios,
para besar tus besos,
que tanto desean los míos,
debo atravesar un cielo infinito,
como un piloto perdido,
más allá de nubes y truenos...

Pero ese viaje,
yo lo haría todos los días,
si tú me lo pides
y llegaría por fin, a esos cerros de piedra
que mirábamos por la tarde,
cuando los últimos pájaros
buscaban sus nidos
y el cielo era rosado...

El silencio, nos llegaba
como una sinfonía
de instrumentos invisibles...

Yo no puedo olvidar esas cosas,
porque esas cosas simples,
me llenaban de felicidad...
Mis recuerdos no se entierran,
porque están vivos,
como mi amor por ti...

Yo te quise sin miedo.
Yo creí en nuestro amor,
como se cree en Dios...
Y vacié mi alma, en el alma tuya
y me quedé con el dolor grande
de un gran amor lejano...
Que no cree en la muerte...


XIV (27.11.20)

Antes de tu amor,
el amor no existía...
Pero llegó la hora del primer beso,
de tus labios de niña,
con los míos, que aprendían...

Esos besos, no se han ido
de mi boca
y cuando hablo,
otra vez beso tus labios
con el amor que entonces nacía...

Esas cosas,
que están en nuestras almas, guardadas,
no las olvida el corazón...

El beso de nuestra última despedida,
despertó al primer beso, que dormía...
Y en nuestros labios,
se unió el tiempo que ha pasado
en tu vida y en la mía...
El amor sincero, que nació entonces,
dura lo que duren nuestras vidas...

Juntos o lejanos,
esos besos revolotean
como mariposas alegres
en nuestras almas...
Y cada vez que mi recuerdo te busca,
se llena el cielo
de mariposas azules...


XV (28.11.20)

¡Ay , cuanto se sufre
por amar con tanto amor!
Por amar, estando lejos,
a un amor que sé, me quiere,
como un barco quiere al mar...

Si te busco todos los días,
yo todos los días te encuentro...
Porque tu amor se siente en todas partes.

Y si tú sabes que te quiero
¿Qué te falta para volver al amor
que tú también estás esperando,
como esperas mis palabras por la tarde?

Yo conozco bien tu amor...
Yo sé que es como el mar...

Te has ido tantas veces, como las olas
y cada vez, has vuelto buscando tu playa,
donde te espera la felicidad...

Esa playa, es la casa de tu alma...
La única playa donde tu corazón
puede encontrar la paz y el amor
que ha buscado su vida entera...

Y allí, mirando el horizonte,
yo estoy esperando tu regreso,
para que nuestros brazos se abracen
y para que mi corazón, con tus besos,
sane sus heridas para siempre...


XVI (29.11.20)

Todos los días,
me nacen las palabras
que escribo para tu corazón...
Y tu corazón ya las espera,
como se espera a un viajero,
ansioso de amor...

Sé, que te gustan mis mensajes,
que nunca pensaste que te llegarían
de esta manera...
más allá del tiempo
y más allá del fin de todo,
porque tú no conocías,
la fuerza del amor verdadero,
ni pensaste nunca,
que mi amor por ti, no conocía el fin...

Y ya lo ves...
Te gusta tanto que te quiera,
como no lo sentiste nunca,
como nunca imaginaste,
que un amor así existiría...

Sé que ya conoces,
mi amor inmenso
y sé también, que tú sabes
que nadie, nunca, jamás,
te querrá de esta manera,
estés donde estés, en la tierra...


XVII (30.11.20)

¿Cómo podría dejar de quererte,
si tu amor nace y renace
en mi corazón, sin descanso,
como una Primavera eterna?

Y aunque lloro, a veces,
mi corazón florido
consuela mi llanto de amor...

Y aunque tú busques ahora el silencio
(¿Quién sabe por qué?)
(¿Quién sabe hasta cuando?)
¡No te engañes!

Piensa que las palabras nocturnas,
los susurros y los gritos de la noche
- Los tuyos y los míos -
de nuestro amor que ardía,
como ahora arde nuestro recuerdo,
quedaron en el eco
de los cerros de piedra de Antuco.
Y repiten y repiten,
nuestras palabras de amor,
que girarán por el cielo,
más allá del tiempo...

Yo escucho ahora
ese coro de voces,
esa canción de amor...
Y la escucharé siempre,
mientras viva...

Y cuando en el silencio de la noche,
lleguen a tu almohada,
mi recuerdo y mis caricias,
escucharás esas,
nuestras palabras de amor eterno,
como una oración,
que el cielo y los cerros de Antuco,
repetirán y guardarán para siempre… 



XVIII 
(1.12.20)

Aunque de lejos,
todo el amor, te lo estoy dando,
como se da el amor...
Sin esperar nada,
ni una palabra muda,
nada...

Todas las noches,
duermo con tu sombra
y sé lo que siente tu corazón...
Y con el calor tuyo
y la frescura de la noche,
me llega el olor del campo
y la leña de mi tierra...
Y me llega tu cuerpo entero
y siento tus piernas suaves
y tus muslos tibios,
pegados a los míos...

Porque la vida nos amarró hace tiempo
y ya tenemos las mismas raíces...
Y a esa hora que el tiempo no existe,
siento la caricia de tus manos,
buscando el amor y el mar,
en todo mi cuerpo...

Así vamos por la vida,
inseparables o separados,
pero siempre juntos,
unidos nuestros cuerpos,
unidas nuestras almas...

Todos los días vivo contigo
y no me dejas nunca,
porque sabes, que el amor que nos amarra,
me da el aire, la sal y el pan
para la vida...

A veces me sonríes desde una foto,
pero con tu sonrisa de estrellas
- La que guardo en el corazón -
reímos juntos,
con los pájaros madrugadores,
cada mañana...


XIX (2.12.20)

Desde la primera vez que nos vimos,
hasta la última,
casi se nos pasó la vida...
Pero todavía nos queda
lo más hermoso...

¿Has visto cuando las aves
aprenden a volar?
Ese fue nuestro primer beso...
Después volamos separados por la tierra
y fuimos sembrando y cosechando
frutos dulces y amargos...

Ahora ya sabemos,
que lo que más vale en la vida,
es vivir con el amor, todas las horas...

Yo volé por el mundo
y volé con tu amor guardado
y tú, guardaste mi amor...

Y ahora, que conocemos el cielo,
la tierra y sus caminos,
podemos volar juntos,
donde nacen los arco-iris
y las amapolas...

El cielo está libre para nosotros
y tenemos el nido preparado...

Mi amor te está esperando
y nuestros corazones,
que ya se encontraron,
se abrazaron, para no volver a separarse
y para recorrer los últimos caminos
que nos quedan por recorrer
en nuestras vidas...


XX (3.12.20)

Hace una vida atrás,
comenzó todo en Antuco...
Allí entró el amor
en nuestras venas
y allí sigue corriendo
con nuestra sangre...

La vida nos separó...
Pero nos separamos
como los brazos del río Laja,
que aunque en su camino
nazcan islas, entre ellos,
más allá, la vida otra vez,
junta sus aguas...
Y siguen juntos hasta su muerte,
en el mar...

Así ha sido nuestra vida...
Hemos estado lejos,
hemos estado cerca.
Ha pasado todo lo que pasa
en una vida...

Estando lejos,
nacieron hijos de tu cuerpo,
como nacen las flores en la tierra...
Y lejos, yo también tuve hijos...
Pero los míos, no abrieron sus ojos
y no les pude mostrar, ni el volcán
ni las estrellas de Antuco...

Y la vida sigue pasando
y el torrente del amor,
sigue su curso...
Y a pesar de tantas cosas
y de las islas, que una y otra vez
nos separaron,
la corriente de nuestras aguas
sigue siempre avanzando,
en la misma dirección...
Y pase lo que pase en el mundo,
llegaremos juntos al mar,
con nuestro amor de toda la vida...

Veinte Mensajes en Otoño.pdf

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